PALABRAS...


A veces, sueño con una mano tibia en mis sueños de realidad.
Hay días que llevo conmigo a la playa, esa libreta de hojas arrugadas donde comparto nostalgias con el gran universo azulado; convertido, tras algunos años de vecindad, cómplice de mis sueños rotos...

Percibo en el aire un familiar aroma salino, salpicado con gotas de rocío marino, que el mar, en un intento de despejar mis nieblas internas me regala en mitad de la tarde.

El aroma costero consigue de un soplo sacudir parte de la melancolía que me invade.
Una sutil mariposa me guía invitando a elevarme a su altura buscando su vuelo, intento armonizar altitudes, sincronizar sueños. Los restos de tristeza se evaporan en el mar, mientras que una espumosa ola, intenta recomponer mis fantasías.

Compartir sueños es lo mas parecido a presenciar desde el palco el nacimiento de la primavera, pintar emociones con un rayo de luna...
Los científicos aun no han descubierto las vitaminas del alma, de ser así, podría conseguir con receta médica una caricia...

Algunas heridas se volatilizan... De repente un rayo luna, ayudado por la fuerte brisa de la ilusión consigue filtrarse entre la densa niebla, fabricando un mágico puente de sueños. Armonizamos altitudes, sincronizamos sueños, por cuya ventana mis ilusiones se pintan de azul.
El temor también forma parte de la magia. De repente, un temor me invade, ¿hasta donde conduce el puente? Viajar por él, es como ver el paisaje en sentido inverso, empezaba a preocuparme seriamente el horizonte, ¿a donde conduce? Tal vez al final este el paraíso, pero... Y si allí solo habita el abismo?

Aunque el futuro es incierto, los misterios me atraen como un imán

Me doy cuenta que todos los mares tienen similares resacas.
Desde mi tribuna de espectadora he visto como se rompen los disfraces; noto como los besos soñados a destiempo se quedan oscuros al otro lado del muro de la realidad; Los sentimientos se encogen para evitar las olas de soledad que descargan recuerdos con furia sobre la soledad nocturna.

Siento hielo de lejanías incomprendidas, los fantasmas vuelan de nuevo fuera de su jaula: se me ha roto la caricia y una lluvia intermitente esta ajando las máscaras, que poco a poco se desgarran permitiendo pasar la realidad.
Tu adiós me saluda desde el otro lado del espejo.

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